La calima es un fenómeno meteorológico que se produce en la atmósfera y se caracteriza por la presencia de partículas sólidas muy pequeñas en suspensión, pero lo suficientemente numerosas para dar al aire un aspecto opaco. Como resultado se tiene un ambiente turbio y una coloración amarillenta o anaranjada. Estas partículas suelen ser de polvo y arena, aunque también pueden estar formadas de cenizas y arcilla. La inhalación prolongada de estas sustancias resulta perjudicial para la salud. Cuando se producen precipitaciones en un ambiente calimoso tiene lugar lo que se conoce como “lluvia de barro”, en la que las partículas de polvo en suspensión son arrastradas por las gotas de agua (o los copos de nieve) y depositadas sobre el suelo y los objetos en superficie. En algunos lugares puede denominarse también “lluvia de sangre”. Este fenómeno es relativamente habitual en la costa mediterránea española.