Eliminar carbono para limpiar el aire. Una tarea planetaria y costosa

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Estas notas están tomadas de un largo artículo firmado por Sam Howe Verhovek. En los últimos siglos las actividades humanas han acumulado 2,4 billones de toneladas de dióxido de carbono (CO2, en su formulación). En este artículo me referiré al anhídrido carbónico como carbono. La cantidad tan enorme es equivalente a la emitida por 522.000 millones de coches. La concentración atmosférica de carbono estuvo durante miles de años en 280 partes por millón (ppm). Al unísono con el desarrollo industrial en el siglo XIX, el contenido de carbono se ha situado en 420 ppm. Es decir, el incremento ha sido del 50%.

Ante esta situación se ha decretado una emergencia mundial y ha extendido a todos los ámbitos el aviso sobre el cambio climático. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el cambio climático (IPCC) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha recomendado que cualquier plan realista para hacer frente a la emergencia climática debe incluir la eliminación de carbono a gran escala. Para impedir que la temperatura mundial supere el umbral crítico de 1,5 oC respecto a los niveles preindustriales, es imprescindible alcanzar la neutralidad de carbono eliminando para ello hasta 12.000 millones de toneladas de gas carbónico al año antes de mediados del presente siglo. El reto parece inalcanzable, habida cuenta que en un solo año nuestras emisiones de gases de efecto invernadero triplican esa cantidad.

La carrera hacia la eliminación del carbono ha puesto en evidencia decenas de tecnologías y procesos novedosos que están desarrollándose con urgencia. Se han citado, por ahora, doce estrategias de eliminación de carbono más prometedoras. Entre las caras y difíciles, se han descrito: captura directa del aire, electrificación de los mares, bombeo de agua marina, mineralización de los océanos, aprovechamiento de la biomasa, fertilización de los océanos, mineralización del carbono. En las baratas y fáciles se han publicado, restauración de ecosistemas, agricultura inteligente, aumento de la masa forestal, agricultura submarina, conservación del litoral. No se ha computado la elaboración del vodka o la fabricación de diamantes.

Casi todo el secuestro de carbono que se hace a día de hoy, es obra de la naturaleza y de las técnicas convencionales como la repoblación forestal y las prácticas agrícolas que mejoran la retención de carbono en el suelo. Sin embargo, según el IPCC, la mejora de las técnicas en agricultura y el aumento de la masa forestal no serán suficientes para hacer frente a la crisis, especialmente porque el incremento implicaría la utilización de tierras y agua que son necesarias para producir alimentos.

Todas las tecnologías para la reducción del carbono son, a día de hoy, prohibitivas desde el punto de vista económico y por no haber sido evaluadas por su uso a gran escala. La tecnología para capturar carbono directamente del aire es el modelo más espectacular, solución tecnológica más eficaz y, según sus valedores, es el más apropiado para llegar a satisfacer la propuesta del IPCC de la ONU.

Desde otras sensibilidades de la sociedad han surgido posiciones críticas. Es el caso de los más de quinientos grupos ecologistas, que han firmado una petición en la cual instan a los dirigentes estadounidenses y canadienses a abandonar el peligroso mito de la captura y almacenamiento de carbono como una de las formas más importantes. Los peticionarios denuncian ese procedimiento como una distracción peligrosa impulsada por los mismo grandes contaminadores que causaron la emergencia climática. Se refieren así a los gigantes del petróleo que han anunciado su interés por participar en la captura del carbono.

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