By Jose Manuel Escobar Gerente LQA Thinking Organic.
Cuando era niño si querías saber algo debíamos tener costosas y voluminosas enciclopedias o acercarnos a la biblioteca pública (como era mi caso), sin embargo, hoy nuestros hijos tienen acceso a la información de cualquier tipo con un solo clic.
Al mismo tiempo la forma de vender por parte de la distribución minorista (retailers) no ha cambiado en los últimos 75 años.
El mundo está cambiando a velocidad estelar, la pandemia, la crisis energética, guerra en Europa y demás contingencias, han cambiado nuestra forma de consumir y de entender el consumo.
Los gurús de la economía indican que hemos entrado en una época de inflación estructural como nunca se ha visto antes, por suerte no será permanente, nada lo es y probablemente a medida que aumente la productividad con la ayuda de la tecnología, los costes de producción bajaran también y por consiguiente los precios. Pero para llegar a esa situación, pasaran algunos años.
¿Qué es el «Hedonismo Saludable»?
Hoy en día el alimento debe ser sensual, debe de enamorarnos por lo que representa, estamos entrando en la época de la ansiedad por la salud y la sostenibilidad o lo que es lo mismo la época del «hedonismo saludable».
Los Millennials, los Zillennials, los singles…. todos buscamos un consumo sostenible, respetuoso con el medio ambiente y la sociedad, saludable, preguntamos por conceptos inimaginables hace algunos años, como la huella hídrica o la de carbono.
Está claro que estamos entrando en una etapa de revisionismo respecto a la forma de consumir y eso afecta también al comercio minorista a la hora de presentarnos su oferta como último eslabón con el consumidor.
En esta situación de incertidumbre estamos en un combate sin cuartel del comercio minorista no solo en España. Hace pocos días dimitió el CEO de un importante supermercado por no tener la confianza del Consejo, cuando el pasado mes de enero se le renovó hasta el 2027.
Alimentación Low Cost
En nuestros Países vecinos, la batalla por fidelizar al consumidor también esta servida, todos miran al precio de venta, pero considero que la situación no solo se arregla con «precio», además ¿Quién asumirá esa lucha de precio?, ¿el productor en origen con la energía a precios desorbitados?
Todos sabemos lo que se busca con traer productos alimentarios fuera de Europa, que no nos cuenten cuentos, la «des estación» y la obra de mano barata o comida barata ya que van de mano o lo que es lo mismo, la «alimentación low cost», aunque en realidad en high cost porque contamina.
La riqueza en la mayoría de esos países que producen más barato que en Europa, no revierte en su población y además ahora su transporte es caro y escaso.
El actual equilibrio de fuerzas que se ha creado desde el origen de la producción, hasta llegar al consumidor a través del comercio minorista, no es sostenible y además está muy alejado del consumidor en destino, no sé si de forma consciente o no.
El consumo se ha despersonalizado, los niños piensan y con razón, que los huevos proceden del supermercado y personas con estudios superiores que viven en nuestra propia región, desconocen nuestro modelo de producción, ¡algo estamos haciendo mal!
Debemos entre todos replantearnos la actual cadena de suministro, educar e informar al consumidor y darle herramientas honestas para que pueda conocer y elegir.
Mundo Retailers, alternativa real hacia el consumidor
Ante este nuevo paradigma, ¿está el mundo retailers preparado para liderar y aprobar esta nueva forma de comunicar e interrelacionar con sus consumidores?
Creo que no , el tiempo lo dirá.
Es todo un reto, el mundo retailers esta muy concentrado (y la producción en origen muy atomizada), es poco diverso y dinámico.
Todos miran al que lidera y en función de sus acciones los demás actúan. La cadena de suministro esta «dopada y agotada» .Lo más probable es que los grandes retailers de referencia europeos con sus Consejos de Dirección plus masterizados en grandes escuelas de negocios, se les quede grande la nueva situación.
Como grandes estructuras corporativas que son, necesitan mucho tiempo, son muy lentos en reaccionar, de ahí la aparición de nuevos formatos de distribución y adquisición, como es la compra on-line.
La revolución digital y las nuevas tecnologías, cada vez son más accesibles. La digitalización ya no es una opción, es una realidad que se impondrá y eso va acompañado de cambios a la hora de consumir.
El futuro inmediato es veloz, dinámico, sostenible, diverso, heterogéneo y asexual.
Debemos unirnos y juntos ofrecer una alternativa real, honesta, compartida y transparente. Alejada del modelo actual, más parecida a una muñeca matrioska que a un modelo moderno y funcional.
¿Qué es el «consumo de experiencias»?
Hoy en día es muy fácil, con un simple código QR que lo lee cualquier móvil, saber en tiempo real quién es la persona que ha cultivado nuestra sandia, o nuestro calabacín que nos vamos a llevar a casa. Se puede incluso dar al consumidor la posibilidad de ver al productor/productora, que el consumidor interactúe con el productor en origen.
Esa información crearía un feedback, nos daría además una responsabilidad compartida real, en la que el productor sabe y conoce quien consume su producto, cultivado de forma responsable y sostenible.
El agricultor y la venta minorista le estarían dando un «valor» con mayúsculas al producto y al consumidor al conocer los procesos productivos y la procedencia de las hortalizas que consumimos y que hombre, mujer o comunidad está detrás.
Estas nuevas formas de venta crearía nuevas oportunidades y negocios alrededor de nuestras frutas y verduras. Aparecerán nuevas inquietudes, algunos consumidores en destino querrán visitar esas zonas donde se produce su comida y a esos productores, surgirá un nuevo modelo de turismo que se puede canalizar a través de la distribución minorista, como vinculo entre el origen y el consumidor final.
Habrá infinitas posibilidades, empezará lo que yo llamo «consumo de experiencias». Intercambio cultural, experiencias medio ambientales, formación de hábitos saludables, gastronomía, historia, arte,… En definitiva, otras formas de consumir y de divertirnos.
Cambio del modo de suministro y oferta
Insisto, debemos dejar atrás la forma y el modo en que suministramos y ofertamos, ya que no es real, hemos creado una especie de metaverso, donde no se tiene en cuenta las demandas e inquietudes del nuevo consumidor. Infinidad de normas y protocolos de calidad que han perdido su esencia original.
Además de convertirse en un negocio paralelo de la industria alimentaria, que lo único que hace es incrementar los costos de producción y crear departamentos técnicos mastodónticos en las empresas, para rellenar registros al objeto de parecer lo que no somos.
La solución es clara, o nos unimos toda la cadena de producción, suministro y venta, para ofrecer una alternativa real al actual modelo de propuesta de consumo o continuaremos en este «Feudalismo Moderno», con concentración de grandes grupos de distribución minorista (más aún), aunque este camino creará tensiones y pérdidas para todos, incluidos la mayoría de la distribución minorista en el Continente.