Durante la reunión del Observatorio, la Comisión Europea ha presentado sus datos a medio plazo para el sector en los que prevé una importante caída del -21,5% de la superficie y del 22% de la producción de tomate fresco en España hasta 2035, precisamente por la competencia de Marruecos, entre otros factores.
Mientras aquí nos dedicamos a desregular la entrada de producto de terceros países, nuestros competidores refuerzan las ayudas a la agroexportación, con medidas que caerían en la ilegalidad, ahondando más en el dumping comercial frente a la producción europea de tomate.
Lo más grave de todo es que la Comisión Europea es consciente de ello y no parece querer poner remedio.
Todo lo contrario, abandona a las personas que producimos y facilita que las empresas de aquí se vayan a producir fuera para que luego inundan nuestros mercados con producciones que dañan nuestra rentabilidad.