«Queríamos creer que, superados los peores momentos de la pandemia, poco a poco iríamos recuperando cierta normalidad, pero se ve que no es posible. Después de la covid nos cayó la crisis energética y de materias primas, arrastrando los precios hasta techos impensables. Y el pasado 23 de febrero llegó el caos absoluto, tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Dicen que el mundo está loco, y en estos tiempos parece que es así. ¿Cómo en pleno siglo XXI, en la misma Europa, puede prender una guerra de pueblos que fueron hermanos hasta hace poco, con familias y amigos compartidos a un lado y otro de su frontera? Eso es la guerra, muerte y destrucción, ilusiones y vidas rotas».