Los microplásticos una contaminación silenciosa
¿Qué son los microplásticos? Son partículas sólidas generadas por el fraccionamiento del plástico cuando se degrada, con su tamaño inferior a 5mm. En consecuencia, tienen los componentes del plástico original. El plástico está compuesto por polímeros derivados del petróleo a los que se les añade aditivos químicos que pueden alcanzar hasta el 50% su peso final. Así, el bisfenol A es un componente estructural del plástico que se encuentra en los bidones de plástico, usados como envases de agua. También está presente en las películas que forman los revestimientos interiores de la mayoría de las latas de conservas. Recientemente ha sido prohibido su uso por la ley 7/2022 en nuestro país, aunque en otros países fue prohibido diez años antes. El Dr. Olea de la Universidad de Granada ha informado desde hace años, sobre las enfermedades con las cuales se ha relacionado, como cáncer de mama y próstata, obesidad, diabetes, tiroides, infertilidad.
El plástico parece indispensable si se considera el consumo continuo en la sociedad. Ha generado un “estilo de vida” desde que finalizó la segunda guerra mundial. En el mes de abril del presente año hice una referencia breve a ellos en este mismo medio de comunicación. Su trascendencia me ha inclinado a ampliar la importancia que han adquirido desde hace años.
¿Dónde se han encontrado microplásticos?
Existen siete islas de plástico circulando por los mares del planeta. En las aguas del Mediterráneo se han encontrado 1,9 millones de microplásticos en 1 m2.
Estas pequeñas partículas en las que se fraccionan los plásticos se han encontrado desde el polo norte hasta la Antártida. Nievan microplásticos en Siberia y caen con la lluvia en Estados Unidos de Norteamérica. Se han encontrado más de 1000 tm en las gotas de lluvia, lo cual equivale a más de 120 millones de botellas de plástico de las que se utilizan para vender agua. Se ha publicado que cada español ingiere 5 gramos de microplásticos a la semana (equivale a ingerir una tarjeta de crédito). Comemos, bebemos y respiramos microplásticos que interfieren en nuestros mensajes hormonales.
El agua para consumo humano está contaminada. Un estudio realizado en Nueva York (EE.UU) mostró que en las 193 muestras tomadas de agua embotellada, el 93% contenía microplásticos. Muestras de agua del grifo fueron tomadas en cinco continentes, de un total de 159 muestras el 83% contenían microplásticos.
En los lodos de depuradoras, contaminados con microplásticos que se utilizan para fertilizar los cultivos, contaminan los suelos. Desde Bruselas se informaba en 2018 que en España se encontraron 1000 puntos negros donde se depuraban defectuosamente las aguas residuales.
Una de las fuentes de microplásticos que respiramos proceden de las ruedas de los vehículos que desprenden plástico con el rodaje.
Los microplásticos pueden encontrarse en forma de microesferas de polímeros en cosméticos, pinturas plásticas, limpiadores abrasivos o productos de limpieza industriales.
No debe extrañarnos que estas partículas hayan generado un problema de enormes dimensiones, que a día de hoy, no puede ser asimilado por la naturaleza. Es comprensible la preocupación que se originó cuando China dejó de ser un vertedero de basura plástica del mundo en el año 2018.
Se están realizando investigaciones para resolver este problema como los ensayos utilizando filtros o ultrasonidos que atrapen las micropartículas de plástico de las aguas marinas y de las aguas de las depuradoras. También se están buscando bacterias que descompongan las micropartículas.
El problema es global a la luz de los datos que se han ido conociendo y su solución deberá ser global. Carecemos de normativas legales en España y en la Unión Europea. Hasta donde he podido comprobar no hay en nuestro país una preocupación generalizada por esta cuestión.