El ají peruano llega a Europa gracias a una empresa familiar, pionera en España, que logra cultivar este singular pimiento bajo plástico y lo comercializa fresco o en forma de salsa picante.
Considerado un producto selecto para la alta cocina, su cultivo se concentra casi en exclusiva en Latinoamérica, hasta que Eduardo –un diseñador gráfico, natural de Lima, que llegó a Adra «por amor»- se sirvió de la confianza y de la experiencia de su suegro como agricultor para probar suerte: «Prueba a plantar esta semilla, a ver qué pasa».
Para hablar de todo esto tenemos al otro lado del teléfono a Eduardo Santillana, gerente y fundador de La Sarita.